¿Qué es el Estrés?

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El término estrés fue descrito por Hans Selye en 1930 y básicamente describe una serie de signos y síntomas que surgen como consecuencia de reacciones del cuerpo en un intento por adaptarse a situaciones complejas, tanto de origen externo (entorno), como otras que brotan del interior de cada uno de nosotros y que, generalmente, nos llevan a dos tipos de respuesta: lucha o huida.

 “El estrés es causado por estar aquí, pero querer estar allá” Eckhart Tolle

Sin embargo, también fue descrito el llamado “eu-estrés” o estrés deseable, que permite generar respuestas adecuadas ante cierto tipo de exigencias para que los mecanismos de supervivencia emerjan frente a situaciones amenazantes. Primeramente, hay una reacción de alarma para prevenir efectos mayores. Luego se presenta el proceso adaptativo, con medidas de defensa para mantener el equilibrio, pero después viene la fase de agotamiento en la que ya los mecanismos para adecuarnos se hacen insuficientes. Es cuando comienzan a presentarse las manifestaciones físicas, emocionales o mentales y se liberan hormonas como la adrenalina, ACTH y cortisol entre otras, que pueden tener consecuencias nocivas porque alteran el correcto funcionamiento de órganos y sistemas.



Existen algunos factores desencadenantes como el exceso de responsabilidades, situaciones extremas, peligrosas o traumáticas en los tres planos citados anteriormente, que llevan a que se incremente la tensión nerviosa, desencadenando síntomas que a largo plazo van a pasar factura de cobro a nuestra integridad.

Algunos de estos son:

  • Dolores de cabeza frecuentes
  • Insomnio
  • Taquicardia o presión arterial elevada
  • Alteraciones del ritmo respiratorio
  • Fatiga crónica
  • Irritabilidad y mal genio
  • Afecciones del sistema inmune o de defensa
  • Trastornos gastrointestinales
  • Disminución en la productividad o capacidad de ejecutar acciones
  • Espasmos musculares
  • Sudoración
  • Incrementos en los niveles de azúcar (glicemia)
  • Alopecia (caída anormal del cabello)

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Todo esto suele afectar el buen desempeño en nuestro día a día y puede llevar a trastornos emocionales, cognitivos o del comportamiento que, si se prolongan en el tiempo, pueden incluso llegar a ser fatales produciendo enfermedades de tipo degenerativo y hasta la muerte, por lo cual amerita destinar toda la atención necesaria y buscar la ayuda pertinente y adecuada por parte de los profesionales expertos en el tema.

Paradójicamente algunas situaciones que en un principio pueden mirarse como diversiones o entretenimiento, pueden dar origen a cuadros de estrés severo. Dentro de ellas, cito apenas algunas de las más relevantes:

  • Consumo de bebidas embriagantes
  • Sustancias como la cafeína o bebidas mal llamadas energizantes
  • Drogas alucinógenas o psicoactivas como la marihuana, cocaína, LSD, entre otros.
  • Últimamente el uso de video juegos se ha convertido en uno de los mayores desencadenantes no solo del estrés, sino que es también la puerta abierta al mundo de las adicciones que tanto están afectando a nuestras poblaciones. Esto debido a que se estimulan circuitos del placer inicialmente, pero que luego se convierten en reclamo desesperado por sustancias liberadas como las endorfinas que, si no se dosifican de manera adecuada, pueden llevar a generar estímulos erróneos.

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Pero ante estas circunstancias, por fortuna también encontramos algunas formas de hacer prevención activa (y esto implica compromiso), tales como:

  • Ejercicio físico:

Que debe realizarse con constancia, disciplina y de manera progresiva, al menos 3 veces por semana, bajo la asesoría de profesionales que guíen las diferentes rutinas.

  • Ejercicios de respiración:

Que debe ser lenta, rítmica, profunda y pausada para que estabilice todas las funciones del llamado Sistema Nervioso Autónomo, que como el nombre lo dice, se encarga de todo lo concerniente a lo que el cuerpo debe realizar para su normal funcionamiento, sin que tengamos que pensar en ello (los latidos cardíacos, la función de filtro de los riñones, el intercambio de oxígeno, etc.).

  • Meditación:

De la que existen muchas técnicas descritas pero que fundamentalmente van encaminadas al enfoque y atención adecuadas que nos permitan realizar una sola actividad a la vez).

  • Lecturas de crecimiento: que a su vez permiten entrar en estados de pausa. Dicho sea de paso, la vida es cuestión de ritmos, pero el secreto de ellos está en la serenidad y la calma originadas por la pausa.
  • Masajes: también los hay de muchos tipos y normalmente facilitan el desbloqueo de tensiones originadas en experiencias traumáticas o desagradables.
  • Actividades grupales: que rescaten la posibilidad de fortalecer vínculos, lo cual es fundamental para el ser humano en todos sus procesos de desarrollo.
  • Diversión: actividades que generen momentos de buen humor y sonrisas contagiosas
  • Música: que siempre será fuente de energía de reserva y que permitirá que se mantengan en equilibrio los diferentes centros de energía.
  • Respetar ciclos del sueño adecuados para poder retomar fuerzas y dar el descanso necesario a nuestro cuerpo.
  • Dieta y ayuno: aspectos fundamentales en la conservación del bienestar y que darían tema para mucho rato, dadas las múltiples visiones al respecto.

Es pues el momento de reconciliarnos con la vida misma para que cada día haya un motivo de celebración y regocijo, en ausencia del estrés.

 

 

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