Hoy en día, las organizaciones están compitiendo en un campo de juego completamente nuevo. Ya no se trata solo de tener los mejores productos o servicios, sino de cómo te sientes al trabajar en ellas. Las grandes innovaciones y éxitos no surgen solo de estrategias bien pensadas, sino de una cultura organizacional sólida y alineada con la visión de la empresa. Pero, ¿cuántas veces has sentido que, a pesar de todos los esfuerzos, tu equipo no se siente comprometido? Aquí hay un problema más grande de lo que parece.
El problema que no puedes ignorar: Tu cultura organizacional puede estar desalineada
Un reciente estudio de la Escuela de Administración de la Universidad de los Andes reveló que más del 65% de las organizaciones en Colombia tienen dificultades para alinear su cultura interna con sus objetivos estratégicos. ¿La consecuencia? Baja productividad, alta rotación y un ambiente que frena la innovación. La cultura organizacional no es solo un “extra”, es el pilar que sostiene la cohesión de los colaboradores y su capacidad para enfrentar los retos del mercado. Si no la cuidas, tu organización corre el riesgo de estancarse.
Demasiadas organizaciones caen en la trampa de pensar que la cultura es solo una declaración de valores pegada en la pared. Pero no, no lo es. La cultura es algo vivo, que debe construirse y gestionarse día a día. Si te has preguntado por qué tus colaboradores no parecen motivados o por qué las ideas innovadoras no fluyen, entonces tal vez sea hora de revisar cómo se está manejando la cultura organizacional.
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Crear una cultura organizacional de valor que inspire y trascienda
Para desarrollar una cultura organizacional que realmente impulse a tu equipo, es fundamental empezar por reconocer que la cultura no se impone, se construye. Los colaboradores deben sentir que forman parte de algo más grande y que sus aportes son valorados. Aquí te dejamos algunos pasos que marcarán la diferencia:
Haz que todos participen en la creación de la cultura. No dejes que sea un esfuerzo solo de la alta dirección. Involucra a los colaboradores en la creación de los valores que representen a la organización.
Promueve una comunicación honesta y abierta. Fomenta un ambiente donde las ideas y el feedback fluya en todas las direcciones, sin miedo a represalias. La confianza es la base de una cultura de valor.
Reconoce los logros y esfuerzos de tu equipo. A veces, el simple hecho de reconocer los éxitos grandes o pequeños tiene un impacto profundo en la moral del equipo.
Establece líderes que vivan la cultura. Los líderes de la organización deben ser los primeros en adoptar y promover los valores culturales, porque ellos son el ejemplo que los demás seguirán.
El impacto de una cultura organizacional bien diseñada
Cuando una organización trabaja activamente en fortalecer su cultura, los resultados son notables. Según el estudio antes mencionado, las organizaciones con una cultura alineada a su estrategia tienen un 70% más de probabilidades de superar a la competencia en términos de innovación y productividad. Pero más allá de los números, una cultura organizacional sólida permite que los colaboradores se sientan parte de algo significativo, lo que incrementa su compromiso y bienestar.